Cuántas ganas de estar…

La Sana Distancia | Jorge Diaz. Lejos de irse suavizando la protesta sobre las supuestas irregularidades en las que la actuación priista se vio envuelta, comprando, manipulando o convirtiendo en zombi a millones, las más recientes apariciones del segundo lugar, López Obrador, aseguran la presencia del conflicto at infinitum.

No hay razones que valgan, ni la fragilidad de las pruebas, ni el desaseo con el que fueron presentadas.

Para él y sus fanáticos no importa nada más que el afán de ensuciar lo que a su paso encuentran por la falta de capacidad para aceptar derrotas. Estrategia perfecta para no dar explicaciones por su mediocridad en la competencia.

Admirable la capacidad y desenfado del tabasqueño por dibujarse una caricatura de sí mismo conforme pasa el tiempo, sin importarle la burla que puede representar. Vulgar (por lo anterior) la manera en que está dispuesto a rebajar su imagen en pos de no soltar las riendas de los partidos de izquierda a quienes controla, para desde ahí, lanzarse de nuevo como candidato presidencial en 2018.

Más allá del virtuosismo que promete la Democracia, con actores serios, responsables y dispuestos a asumir compromisos, la nuestra parece una maldición. Rehén de toda clase de personajes que la utilizan para su beneficio personal.

Mezcla de coraje, decepción y hartazgo cuando veo que nuestro país está sujeto a los caprichos de alguien a quien ya se le puede considerar un chiflado. Cuántas ganas de estar…

Twitter: @adejorge

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