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El Economista |
Con los ojos turbios y sus trajes arrugados, los negociadores de la zona euro aparecieron sonrientes en la madrugada del viernes, después de una dura noche de conversaciones que terminó en un sorprendente acuerdo para apuntalar la moneda única. El acuerdo que permite que los fondos de rescate de la zona euro recapitalicen los bancos en forma directa, algo que España pidió durante mucho tiempo, fue mucho más allá de lo que casi todos los diplomáticos y funcionarios financieros esperaban antes de entrar a la cumbre de dos días en Bruselas. El pacto también cruzó la línea roja que Alemania había trazado, indicando que la canciller Angela Merkel tuvo que ceder tras haber sido acorralada -algunos dijeron tomada como rehén- por el primer ministro italiano, Mario Monti, y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy...
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