Los Calderón y sus contradicciones

La Sana Distancia | Jorge Diaz


Cuando el oficio político representa hablar más que actuar, se corre el riesgo continuo de quedar peor de lo que se pretende, mientras la virtud de callar y reconocer errores, es prácticamente desconocida por la mayoría de los del gremio.

Tal es el caso de dos de los miembros de la familia Calderón, hoy en el poder, que tratando de salir del paso por el peso que se les viene encima, caen en contradicciones que dan pena. Me refiero a la “Cocoa”, hermana de Felipe Calderón, y al propio presidente.

Como era de esperarse, el PRI reaccionó fuertemente después del “tamaulipazo” propinado por la administración calderonista hacia tres ex gobernadores de extracción tricolor, haciendo (como bien sabe el presidente), uso de la justicia con fines electorales. El revolucionario institucional reviró, presentando unas grabaciones en donde supuestamente la hermana del mandatario con el afán de salir beneficiada, insinúa hacer uso de los recursos públicos, algo que denominó: “billetazo”.

En entrevista radiofónica, confesó no saber exactamente de qué se trataba, pero eso sí, negó rotundamente ser ella quien hablaba en dichas grabaciones. Pero ayer miércoles varios periódicos cabecearon la nota respecto de su intención para actuar legalmente contra el PRI ¡por espionaje! Si al principio negó su voz, ahora está diciendo que la espiaron ¿entonces sí es su voz? Porque en todo caso la acusación contra sus adversarios debió haber sido por falsear una grabación, haciendo pasar a otra persona como ella. ¿Eres o no eres Cocoa? Si no eres la de la grabación, entonces nunca te espiaron, pero si te espiaron, entonces sí eres la de la voz, de otra manera ¿Cómo explicarías el espionaje?

Y después del escándalo (que no el único ni el más trágico en los últimos tiempos) de la masacre en el penal de Apodaca, el presidente Calderón propone lo que según él es la solución para acabar con el problema: diez cárceles más en el país. Sin minimizar la responsabilidad que autoridades estatales y municipales tienen en la deplorable situación de nuestro sistema carcelario, la salida del presidente da rabia.

¿De veras cree que construyendo más jaulas se solucionará todo? Más tardarán en construirlas que lo que tardarán los delincuentes (me refiero a los que están adentro, afuera y los de las oficinas) en convertirla en el lucrativo negocio que son desde hace años, rápidamente se darán a la tarea de formar delincuentes más especializados y al servicio de los cárteles y seguirán con el maltrato de los que adentro pagan su condena, aprovechándose de su pobreza e ignorancia.

Cuando el sistema penitenciario (como muchos otros en nuestro país) requiere de una solución profunda y necesita de hombres y mujeres probos para tal hazaña, el presidente de los mexicanos se limita a ofrecer aspirinas. De ese tamaño.

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