La Sana Distancia | Jorge Diaz
En este nuestro querido México; como en años pasados, las navidades se festejan de manera distinta, me faltarán muchas por mencionar pues no cabrían todas en la columna.
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En este nuestro querido México; como en años pasados, las navidades se festejan de manera distinta, me faltarán muchas por mencionar pues no cabrían todas en la columna.
Habrá
quien en la intimidad, frente a un crucifijo y una biblia abierta, se flagele
la espalda hasta sangrar como para pedir perdón, pero al mismo tiempo estará repitiendo
en forma de rezo: “tengo razón, tengo razón, tengo razón, la estrategia es la
correcta”. Y luego, con ropas nuevas y limpias, celebrará la llegada del niño
Jesús, prometiendo a todos que en su nombre, no dejará de matar cucarachas.
Otros
harán a un lado lo religioso y celebrarán a lo pagano, festejando sendos
aguinaldos obtenidos por no hacer nada desde sus curules, probablemente irán a
Nueva York para no juntarse con la prole y no formar parte del “buen fin”. En
esas bolsas hay dinero ¿quién quiere ofertas? ¡Para nada! Obstaculizar el avance
del país vaya que es negocio.
Familias
enteras sólo sentirán lo amargo de la soledad en estos días. Ausencia de dinero
debido a la falta de empleo que alguna vez en 2006 se les prometió. Ya ni la
informalidad es opción, puesto que queda poco espacio en ella y además, esta
secuestrada por lidersuchos corruptos que a su vez corrompen a politicuchos
infames para seguir haciendo de las suyas.
Algunos
romperán en llanto doloroso por la pérdida de algún ser querido que pasó a las
listas de los daños colaterales.
Muchos
se preguntarán que habría pasado si su hijo, hermano o padre, hubieran podido
contar con oportunidades reales y suficientes en el campo o la ciudad, no tendrían
que haberse visto en la necesidad de delinquir, vender drogas o convertirse en
asesinos a sueldo; porque como lo dije antes, ya ni en la informalidad hay
espacio. Por lo pronto, esos ya forman parte de los caídos por la guerra que se
cruza a favor de no llevarles droga a los gringos que, ¡pobrecitos! cómo sufren
cuando se la meten.
Hoy,
les deseo de todo corazón a todos aquellos que no tienen trabajo, que el
próximo año lo consigan y que sea digno; y al resto, que por lo menos estas
navidades no los alcance una bala. Feliz Navidad!
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