La Sana Distancia | Jorge Diaz
En las últimas semanas las corrientes de izquierda no dejan de dar sorpresas, contra todos los pronósticos, parece que se han dado cuenta que aunque sea apretando los dientes, la única opción que tienen es no sólo alardear la unidad, sino efectivamente ir unidos. Muestra de ello, la reciente reconciliación del tabasqueño con “Los Chuchos”, que a pesar de las diferencias manifiestas, han cedido un poco cada uno.
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En las últimas semanas las corrientes de izquierda no dejan de dar sorpresas, contra todos los pronósticos, parece que se han dado cuenta que aunque sea apretando los dientes, la única opción que tienen es no sólo alardear la unidad, sino efectivamente ir unidos. Muestra de ello, la reciente reconciliación del tabasqueño con “Los Chuchos”, que a pesar de las diferencias manifiestas, han cedido un poco cada uno.
Si
la voluntad mostrada no se fractura, la opción encabezada por Andrés Manuel
López Obrador podría ir creciendo conforme pasa el tiempo; habrá de correr su
discurso un poco al centro, sin hacer enojar a los más radicales seguidores de
su movimiento y dar muestras claras (evidencias tangibles), de que su proyecto
de gobierno no representa un peligro para nadie y que el tono rijoso ha
disminuido. No la tiene fácil; sin embargo, y de acuerdo a la capacidad
mostrada para reconciliarse con los suyos y aglutinarlos en torno a él, le ha
salido muy bien hasta ahora.
Digo
“con los suyos” y nada más, porque en
el intento de reconciliarse con la influyente Televisa, se involucra el factor
de la voluntad e intereses del otro; es decir, probablemente AMLO ofreció una
tregua, pero falta ver que Televisa lo acepte si le conviene o no. No creo que
sea determinante, puesto que de todas formas en 2006 ya tuvo en su contra los
intereses de la televisora, lo cual, no es necesariamente ilegal o
inequitativo. Es preciso recordar que en países democráticos, los actores de la
sociedad toman partido por una u otra opción (empresarios, organizaciones,
actores, cantantes, líderes sociales, etc.) todos dentro de un marco de
legalidad, por lo que se perdería el tiempo atacando las preferencias de un
grupo determinado, están en su derecho.
Siguiendo
con el tema Televisa, del otro lado está Enrique Peña Nieto, quien al parecer
cuenta con las simpatías del emporio Azcárraga y que no ha dudado en sumar a su
proyecto al Verde y al PANAL, movimiento que en la forma tiene algo de indigno,
pero me deja ver que el cálculo al interior del equipo de estrategas del
mexiquense, es que el camino a Julio de 2012 no será precisamente sobre pétalos
de rosa. La ansiedad mostrada por obtener el triunfo a como de lugar sumando
todo lo que se pueda, deja ver que sus proyecciones arrojan el dato de una
contienda muy cerrada, sobre todo y regresando al principio de esta columna,
con un escenario de una izquierda bien compactada y con un guión bien ensayado.
Inevitablemente
la siguiente pregunta es: ¿A quién le importa el PAN? Sin descartar del todo
que pudieran haber aprendido de las experiencias (respecto de los tiempos) de
Fox y Calderón, cuando estuvieron en pre campaña y campaña, se antoja un tanto
arrojado su desdén al no darse prisa, puesto que las circunstancias no son las
mismas que hace seis y doce años, tomando en cuenta factores que no sólo
incluyen las cifras de las encuestas; sino también, el desgaste del blanquiazul
en dos sexenios en el gobierno -no precisamente muy afortunados- y la
percepción que se tiene de los aspirantes de ese partido entre el electorado
que pertenece al grupo del “voto útil”.
Si
continúan en la lógica de apostarle al manejo de los tiempos que los llevaron
al triunfo en sexenios pasados, corren el riesgo de quedarse en un lejano
tercer lugar y entonces sí, como se ha vaticinado por muchos, el choque
indiscutible será de dos proyectos: PRI y PRD, dejando a un amplio espectro del
electorado huérfano o desperdiciando el voto en una opción prácticamente muerta
antes de nacer.
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