Jorge Diaz | La Sana Distancia
Ha sido mucho el tiempo que ha pasado en el que el seguro candidato a la presidencia por el PRI, Enrique Peña Nieto, vive una fantasía en la que se simula que por disposición divina, él va levitando hacia el trono que lo espera en Los Pinos. En parte, por la campaña fabricada a base de revistas rosas y televisoras a modo y por otro lado, debido a los tiempos electorales.
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Ha sido mucho el tiempo que ha pasado en el que el seguro candidato a la presidencia por el PRI, Enrique Peña Nieto, vive una fantasía en la que se simula que por disposición divina, él va levitando hacia el trono que lo espera en Los Pinos. En parte, por la campaña fabricada a base de revistas rosas y televisoras a modo y por otro lado, debido a los tiempos electorales.
Todo
hasta ahora ha sido posicionamiento en el imaginario colectivo: “llegará sin
problemas”, pero la realidad es otra. La actitud cuasi arrogante del golden boy
priista de no responder a provocaciones, se ha terminado. Aun negándolo, como
lo hizo recientemente de visita en Morelia, parece que sus asesores le han
aconsejado subirse las mangas de la camisa y prepararse para la pelea.
El
primero en recibir una respuesta fue Ernesto Cordero, quien está más que pendiente
de los titulares noticiosos para reaccionar de cualquier forma y ver si así,
levanta unos puntitos. El panista acusa al tricolor de ser corresponsable en el
endeudamiento de Coahuila y parece que eso si dolió, Enrique Peña Nieto le dijo
golpeador y en próximos días se espera una reacción más virulenta por parte del
mexiquense. En estos momentos, sacudirse la presencia del ex gobernador de
Coahuila es un verdadero problema, pero lo desecharán tarde o temprano.
El
certero golpe hacia Humberto Moreira le ha movido el suelo y supongo que la
lectura del momento por parte de él es: Es momento de quitarme el maquillaje y
convertirme en candidato. Si la tan cacareada unidad por parte del PRI es
cierta, es obvio esperar que los tricolores desempolven sus expedientes y
comiencen a operar en contra de personajes de derecha e izquierda para
contrarrestar. Lo peor que pueden hacer, es confiarse de las encuestas y
desestimar la capacidad de fuego de sus adversarios.
Se
le acaba el tiempo a Peña Nieto; lo que sigue, es medirse en serio con sus
contrincantes que no escatimarán en ataques contra el puntero para bajarlo de
la nube. Si por parte de los que actualmente residen en Los Pinos lo de Moreira
es sólo el principio, lo que vendrá es de pronóstico reservado y entonces sí,
veremos la capacidad de respuesta y la efectividad de las mismas por parte de
Peña Nieto, para no dejar ir la delantera.
Muy
interesante se tornarán los próximos meses para analistas y encuestadores. La
incógnita es: Desechará el electorado las acusaciones que vengan contra Peña
Nieto y todo lo él que representa y lo mantendrá como su preferido, o los
mexicanos despertarán para darse cuenta que el pasado sigue estando muy presente
en la historia tricolor y su despertar, los lleve a emparejar el piso en la
competencia de 2012.
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