México en el Centro | Alejandro Toral
Hace poco menos de un mes publiqué un artículo sobre que Andrés Manuel López Obrador debería de moderarse para poder llegar a la Presidencia en 2012 (24 octubre) con las técnicas que llevaron a antecesores latinoamericanos al poder. Como en Brasil, Lula da Silva (2003) o el más reciente, Ollanta Humala en Perú (2011); quienes aseguraron que no nacionalizarían ninguna propiedad privada o que iban a convertirse en el socialismo ortodoxo de la extinta Unión Soviética, como sus detractores los acusaban.
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Hace poco menos de un mes publiqué un artículo sobre que Andrés Manuel López Obrador debería de moderarse para poder llegar a la Presidencia en 2012 (24 octubre) con las técnicas que llevaron a antecesores latinoamericanos al poder. Como en Brasil, Lula da Silva (2003) o el más reciente, Ollanta Humala en Perú (2011); quienes aseguraron que no nacionalizarían ninguna propiedad privada o que iban a convertirse en el socialismo ortodoxo de la extinta Unión Soviética, como sus detractores los acusaban.
El brasileño Lula da Silva y el
peruano Ollanta Humala aseguraron en sus propios países una gran alianza con
los empresarios con mayor interés en su país, pero además promocionaban la
unión entre los trabajadores y los dueños de los capitales, para que no
existieran más huelgas o despidos masivos de las fábricas. Al igual prometieron
que defenderían las sanas finanzas macroeconómicas que se encontraban en su
respectivo país, logro realizado por sus antecesores opositores.
La esperanza, el júbilo y la promesa
de una vida mejor, si votarían por ellos, también tuvo lugar en las campañas
políticas de ambos candidatos. No obstante nadie basó su propuesta, como en la
promesa de López Obrador, sobre una utópica República Amorosa, fundada en los
valores cristianos de los cuales, un país católico, no se sentiría fácilmente
identificado. Además, los recursos religiosos del “Nuevo AMLO” no terminan
aquí, sino en la relación que tiene su Movimiento de Regeneración Nacional, con
la virgen de Guadalupe, o virgen morena. Esta nueva actitud también podría
reavivar a que sus detractores fomentaran más la imagen del “mesías tropical”
que le impusieron en 2006.
Los opositores a López Obrador, los
que se decepcionaron por el bloqueo en la avenida Reforma de la capital del
país después de las elecciones de 2006 y los izquierdistas que hubieran
preferido votar por Marcelo Ebrard en lugar de AMLO; tienen, generalmente, la
idea de un Obrador que le gusta la confrontación, necio, obstinado y agresivo
ante los que él llama “la mafia del poder”. ¿Cómo puede llegar Andrés Manuel a
estos importantes votos con un discurso que parece inverosímil, cuando lo
acusan de ser una “tierna oveja que pronto sacará los colmillos”? Además
rodeado de fervientes simpatizantes que no se limitan en agredir a los que
piensan distinto.
¿Cuánto tiempo podrá permanecer ante
los medios el Andrés Manuel amoroso, pacífico y conciliador que pretende ser?
En la entrevista a Televisa en el noticiero de Joaquín López Dóriga, López
Obrador, a pesar que promovió una “alianza con la televisora”, no dejó de ser
reacio ante la acusación, muy cierta, de que la empresa apoya a Peña Nieto a la
Presidencia; pero es incoherente si alguien se quiere reconciliar con una
persona, atacarlo primero y después abrazarlo. Tanto Televisa como otros medios
opositores, seguramente, provocarán a AMLO en las campañas para que salga el
verdadero personaje, cuestionando su reciente (desde
abril) consigna de profesar “el amor al prójimo”.
Sin embargo, a pesar de todas estas
contradicciones en su dicho y en su forma de ser. La encuestadora Covarrubias
colocó a López Obrador en un segundo lugar con el 25% de las preferencias, muy
por arriba de la puntera panista Vázquez Mota (11%), y a once puntos de Peña
Nieto con 46%. Esto podría deberse a un llamado Conventional Bounce, el cual define que cuando un candidato es
presentado ante los ciudadanos, este crece exponencialmente para seguir con una
espiral hacia arriba, o para después regresar a su porcentaje de origen. No
obstante, los hechos indican que Andrés Manuel está creciendo con los electores
indecisos, buen capital político para ganar las elecciones de 2012.
López Obrador deberá de tener una
campaña moderando sus adjetivos más recurridos a “la mafia del poder” y de
acusaciones como “Cállese chachalaca (2006)” si es que quiere seguir
sosteniendo su consigna de profesar el amor al prójimo. Además deberá
simpatizar con los logros que Felipe Calderón ha tenido en cuestiones
macroeconómicas, para alejar cualquier sospecha de devaluación o crisis económica
nacida de rumores impuestos de ser un “futuro Hugo Chávez”, promovido por sus
detractores, especialmente empresarios. La alianza con los medios podría servir
si es que Televisa ve sus intereses mejor realizados en la propuesta de López
Obrador a comparación que la de su actual cliente: Peña Nieto. Considero que si
AMLO realiza estos hechos, podría llegar a ser Presidente de la República en
2012.
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