México en el Centro | Alejandro Toral
En un frío medio día del domingo 27 de noviembre, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), abrió la convocatoria para el registro de sus precandidatos a la Presidencia de la República. Hace algunas semanas existían dos competidores: el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y el Senador llamado “vicepresidente de facto”, Manlio Fabio Beltrones; sin embargo, a pesar de las negaciones, el fenómeno de la “cargada” se hizo presente el día mencionado, con solo un precandidato registrado.
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En un frío medio día del domingo 27 de noviembre, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), abrió la convocatoria para el registro de sus precandidatos a la Presidencia de la República. Hace algunas semanas existían dos competidores: el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y el Senador llamado “vicepresidente de facto”, Manlio Fabio Beltrones; sin embargo, a pesar de las negaciones, el fenómeno de la “cargada” se hizo presente el día mencionado, con solo un precandidato registrado.
El “Nuevo PRI” como le dicen sus militantes, mostró su lado
ultra conservador al emular las embestiduras de los candidatos únicos a la
Presidencia del Siglo XX, con la única precandidatura registrada a nombre de
Enrique Peña Nieto, quien ya había experimentado varios eventos donde el
priísmo no veía ni escuchaba a otro aspirante que no fuera él. El ex gobernador
del Estado de México se registró en medio de simpatizantes y representantes del
“antiguo PRI”: Arturo Montiel, predecesor del precandidato único en Estado de
México, Emilio Chuayfett, Alfredo del Mazo, los líderes de la CNOP y CTM, al
igual que los gobernadores estatales por el PRI.
Todos se dieron cita en la sede del PRI nacional para vitorear a
Enrique Peña Nieto, quien saludando a Arturo Montiel, como grandes cómplices,
enunció que el PRI estaba más vivo que nunca y que con el partido se respiraba
un viento de cambio y esperanza para México, porque solo así se podría lograr
el país que todos soñamos. Para lograr esto, Peña Nieto prometió que el PRI se
volverá un partido simpatizante con la ciudadanía, ganando su confianza
nuevamente, por lo tanto, no participará en campañas de desprestigio ni de
calumnias.
No obstante la oposición no se limitó en acusaciones. Marcelo
Ebrard dijo, en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara , que Peña
Nieto significa un gran retroceso para México; mientras que Josefina Vázquez
Mota comentó que el precandidato es un peligro para la democracia. No solamente
políticos hablaron mal, sino también intelectuales, como Héctor Aguilar Camín
quien cuestionó cómo se lograría una reforma fiscal y educativa con Peña Nieto,
quien está aliado de Humberto Moreira y Elba Esther Gordillo. Además Carlos
Fuentes declaró que con el PRI, México seguirá en la violencia.
Durante su embestidura como precandidato único para 2012, Peña
Nieto reafirmó sus propuestas para su gestión: ofreció que toda la ciudadanía
debería de gozar completamente de sus garantías individuales y obtener un mayor
crecimiento nacional con base en el potencial económico de México, para
recuperar el liderazgo como potencia emergente. Estas propuestas podrían
aliviar la incertidumbre actual, sin embargo ojalá las hubiera hecho cuando fue
gobernador del Estado de México, porque en la entidad la pobreza aumentó, junto
con la inseguridad y la calidad de vida de los mexiquenses; sin mencionar los
aspectos en otros Estados gobernados por el PRI.
Para lograr la Presidencia, Peña Nieto destacó que conservará la
unidad de su partido, para que no sufra la división del 2006. Con este fin,
elogió a Manlio Fabio Beltrones por “su profesionalismo político” quien se
retiró de hacerle competencia al mexiquense en sus aspiraciones presidenciales,
la mención recibió, según fuentes, una fría ovación, casi ignorando el
reconocimiento al sonorense. No obstante, la unidad en el PRI aún está en duda,
un ejemplo es la pelea que se vivió en la sede del DF, donde, en la elección de
integrantes para el Consejo Político, seis militantes llegaron con heridas al
hospital.
Finalmente, Peña Nieto finalizó diciendo que el PRI ha sido y
seguirá siendo el gran constructor de México, por lo tanto se ha encomendado
dejar atrás la división, el debilitamiento de las instituciones y el deterioro
social. No cabe duda en lo que el mexiquense menciona, debido a que gracias al
PRI, México ha crecido infimamente desde los años 80, la corrupción se ha
propagado a todas las instituciones de gobierno, tanto que existen deudas
impagables como en Coahuila y Veracruz, entre otros; además las consecuencias
de las políticas neoliberales que han perjudicado al desarrollo de la sociedad
siguen aún latentes entre nosotros.
Las mismas viejas prácticas del PRI hechas realidad en este 2011
ungiendo a Enrique Peña Nieto como un gran “mesías” mediante la “cargada”
institucional. Si Peña Nieto es Presidente, se recuerda no vendría solo, ya que
lo apoyan los grandes señores priístas del Siglo XX, Elba Esther Gordillo,
Humberto Moreira y su gran deuda en Coahuila, al igual el “niño verde”;
respaldados por la iglesia católica y la empresa Televisa. El corporativismo
vuelve al PRI, característica con la que fue engendrado por su fundador
Plutarco Elías Calles en 1929.
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