Jorge Diaz | La Sana Distancia
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Se
lee y se escucha a políticos, intelectuales y especialistas entre muchos otros,
utilizar la frase: “Están calentando la plaza”, cuando determinados actos
ocurren en diferentes ciudades previo ya sea, a una elección, a la presencia de
personajes importantes en la entidad, a algún dispositivo de seguridad anunciado
con mucha pompa, a la aprobación de ciertas leyes, etc.
Normalmente,
“calentar la plaza” es sinónimo de un acto de barbarie, un asesinato que cimbra
la estructura del poder municipal, estatal o incluso nacional. También, es
particularmente útil para aterrorizar a la población y de una forma u otra,
“meterla a la casa”, casi siempre con el propósito de desalentar la
participación democrática del ciudadano común en las elecciones por venir y de
esta manera, operar con mayor libertad a favor de uno u otro personaje
involucrado en las elecciones.
Hablando
exclusivamente de las razones electorales para “calentar la plaza Michoacán” a
propósito del asesinato del edil de la Piedad, Ricardo Guzmán, y sin sugerir
que político alguno haya maquinado u ordenado tal, me parece que la utilidad
que le den éstos, puede ser variada.
Son
muchos los especialistas que indican que, los grupos criminales hacen una
lectura a motu proprio, más o menos eficiente sobre qué candidato conviene más
que quede como gobernador o presidente municipal, del lugar donde ellos
realizan sus actividades o reside una parte importante de los cabecillas. Luego
entonces, operan en consecuencia. Llevan a cabo estratégicamente, un acto (por
lo general asesinato) que con una lógica bastante enredada, cumple sus
objetivos.
De
todo esto, puede uno conjeturar que la postura de víctimas favorecerá al PAN en
las urnas michoacanas o que el terror sembrado entre la población y el miedo a
salir a votar, permitirá mayor libertad a los operadores políticos del tricolor
o del PRD ¿Quién sabe? Nadie. Lo sabremos después de las elecciones o quizá
nunca. Pero por lo pronto, la duda estará ahí: ¿A quién quieren favorecer estos
grupos con el asesinato en turno? ¿Por qué ahora? ¿Qué actores políticos le
sacarán más provecho a este vergonzante acto?
Lo
alarmante es la frecuencia y la normalidad que le estamos dando a este tipo de
actos en todas las esferas de nuestra sociedad, hay quienes lo ven como parte
del juego, es por eso que lo denominan con una frase tan inofensiva como:
“calentar la plaza”, solo es eso y nada más.
Entonces
y ante la normalidad que algunos pretenden darle a la ley de las balas, la
pregunta obligada es: ¿Irán a “calentar” la plaza el próximo año en las
elecciones presidenciales y todo mundo tan tranquilo como siempre? ¿Será sólo
estrategia? ¿Es parte de la cotidianeidad?
Está
para pensarse dos veces la manera en que los mexicanos estamos convirtiendo el
horror extraordinario en cotidiano y normal.
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