Personas
de 951 ciudades en 82 países se han manifestado durante el fin de semana. El
argumento: la indignación hacia los gobiernos insensibles y las esferas abusivas
del poder económico en sus países, parte de su inspiración en algunos lugares
del globo es: Stéphane Hessel, héroe de la Resistencia francesa contra los
alemanes, quien impulsó los Derechos Humanos Universales y convoca a las nuevas
generaciones a la lucha no violenta, contra todo lo que nos ha desviado de su
genuina realización.
Otros
recogen y reproducen el sentimiento de gritar su indignación y repudio, de los
manifestantes estadounidenses que tomaron hace pocos días wall street y quienes
se quejan por la falta de una Democracia genuina y representativa, además de
las acciones sin miramientos entre quienes poseen el poder económico, en una
nación por demás amenazada a perder su liderazgo mundial y golpeada fuertemente
en los bolsillos.
Traté
de indagar durante este fin de semana si existe en México una posibilidad
tangible de que estas escenas se reproduzcan en territorio nacional, y encontré
dos tibias expresiones:
Cuatrocientos
jóvenes manifestantes en el monumento a la Revolución, en un país de más de
ciento diez millones de personas, no será esta expresión la que cimbre a
nuestro sistema. A todas luces, resalta la falta de organización, convocatoria
e interés por parte de las múltiples organizaciones ciudadanas, que se dicen
preocupadas y hartas de la situación actual en nuestro país.
Además,
una espontánea reacción a través de twitter, con un hashtag nombrado
#OccupyTelevisa y #OcupaTelevisa. Sin embargo, este no es el espíritu del
movimiento que se viene gestando en otras partes y nada indica que la ocupación
ocurrirá en realidad, y en todo caso el objetivo es tan específico, que da a
pensar que responde más bien a intereses de un grupo en particular y no representa
un sentimiento colectivo. Hasta ahora, esos son nuestros indignados ‘made in
México’ y nada más.
Entre
otras cosas, supongo que una buena parte de los mexicanos está distraído con lo
que roba la escena en estos días: los juegos panamericanos. Por otro lado, en
algunas entidades el terror es tal, que muchos pensarán que es más conveniente
quedarse dentro de casa.
Asimismo,
es muy importante apuntar que los Institutos políticos y sus líderes, así como
también los gobiernos y sus representantes, se han dado a la tarea por años de
polarizar a los ciudadanos en campañas y en la propia gestión de gobierno de
distintas corrientes ideológicas, por lo que está borrada del sentimiento
general la idea de colectividad.
Entonces,
todos se ven como contrarios ¿Qué posibilidad hay de que por una vez, los
mexicanos se vean como iguales y jalen para un mismo lado? En México todo es
cálculo; por tanto, inacción.
Revisando
las notas periodísticas que se han generado en el mundo sobre los ‘indignados’,
mi primer reacción fue el cuestionarme si nuestros políticos y autoridades
pudieran estar nerviosos de que el contagio llegue a México, pero conforme
pasan los días, más bien creo que están muy tranquilos de saber que nuestra
sociedad padece un individualismo y encono tan grave, que le imposibilita
formar parte de un conjunto que mueva las estructuras de un país que definitivamente
necesita más que otros (que ya lo están haciendo) gritar su indignación.
TRISTE resultado de este gran evento que pudo (aun puede) cimbrar las estructuras anarquicas del gobierno y obligarlos. Mexico debes unirte para bien propio.
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