Aburridos







Con todo y que los partidos y sus personajes hacen un esfuerzo y derroche de recursos enorme para estar en las primeras planas de los periódicos y tener presencia en televisión y radio, da la impresión que la de 2012, será una competencia electoral más bien entre los militantes de los partidos, en lugar de involucrar a todos aquellos (la mayoría) que no los son.

La efervescencia de las elecciones del año 2000, no se percibe ahora. Incluso en 2006 hubo una participación decente por parte de quienes genuinamente estaban a favor de un proyecto u otro pero, ¿qué va a pasar ahora?

Lo que se avizora para estas elecciones presidenciales es desalentador, sólo los muy involucrados o los que tienen intereses tangibles se ven más dispuestos a participar, pero el ciudadano que sería en realidad quien con su voto le ponga presión al elegido para que actúe con mayor responsabilidad a la hora de gobernar, se nota distraído en otras cosas.

Por supuesto que es muy válido, de ninguna manera critico a padres y madres de familia angustiados por el presente económico que golpea fuertemente su economía. Tampoco critico a los jóvenes que seguramente no tienen una visión clara de su futuro inmediato, con la poca oportunidad de obtener un empleo digno y bien remunerado, deben estar pensando en la posibilidad de migrar a otro lado, entre otras cosas.

Aunque lo anterior debería ser el detonante para que, precisamente los individuos salieran en masa a votar y poner un hasta aquí, en ocasiones la desilusión y preocupación intensa, tienen como consecuencias reacciones contrarias e inesperadas y es muy respetable.

Por otro lado y en abono al poco interés de la gente, está la oferta política. Esta semana fue particularmente gris en cuanto al factor sorpresa que debe estar presente faltando tan poco para comenzar las campañas y definir los proyectos de nación por parte de cada uno de los que serán los candidatos.

López Obrador de gira, tratando de dar una impresión al exterior que tiene perdida al interior de nuestro país. No será mediante discursos en Estados Unidos o en el viejo continente, como cambiará los negativos que las encuestas muestran en México contra su imagen, hasta donde yo sé, son los mexicanos quienes votarán en las próximas elecciones, a menos que alguien me desmienta. Porque aunque digan que le habló a los mexicanos en el extranjero, no serán ellos los que inclinen la balanza a su favor.

Los panistas parecen tener un grillete en el pie, no obstante la cascada de encuestas que muestran las preferencias al interior de ese partido, los precandidatos proyectan estar atados a la voluntad presidencial, nadie brilla con luz propia.

Y en el PRI, la simulación. Siendo el partido en el que todo está claro respecto del candidato que los representará, deberían ahorrarse el numerito de Manlio Fabio Beltrones queriendo aparentar que habrá una reñida competencia en un Instituto político, participativo, democrático y nuevo. Con anticipación, los tres partidos se están encargando de demostrarnos, que no habrá ningún cambio y todo seguirá igual.

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