No se distingue con claridad lo que ocurrirá dentro del PAN para definir al candidato que abanderará sus aspiraciones de mantenerse en la presidencia y es igualmente confuso lo que pasa al interior del PRD.
En referencia al PAN, los números que arrojan las encuestas muestran una clara ventaja; entre la población abierta, para Josefina Vázquez Mota. Ernesto Cordero nada más no levanta y Santiago Creel parece estarse apagando; entre otras cosas, por lo sucedido en el Casino Royale en Monterrey, que lo vincula directamente con el otorgamiento de permisos a este tipo de negocios.
Llama por demás la atención lo que sucederá, ya que si bien al interior de Acción Nacional el aparente control de Felipe Calderón es tal, como para inclinar la balanza partidista hacia Cordero e imponerlo como candidato, lo que sería una victoria presidencial, las posibilidades a la hora de competir contra personajes como Peña Nieto son más que difíciles, entonces la pregunta es si el PAN honrará el deseo de la mayoría para ofrecerle a ésta una opción más competitiva aunque implique un reconocimiento de derrota por parte del Presidente.
Sabemos que en el partido azul, el presidente cuenta con operadores muy eficientes e influyentes y sería una lástima que los panistas se doblegaran ante ese hecho y desoigan a las bases y población en general. ¿Qué clase de candidato quieren fabricar y con qué propósito?
En lo que respecta al PRD, comienza la guerra de encuestas como elemento de presión entre los que se juegan su futuro político. Hace pocos días comentábamos con sorpresa en este mismo espacio, un aparente acomodo entre las corrientes de izquierda, alineándose a la figura de López Obrador aun entre la población abierta de acuerdo a la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky, pero poco después, se contrarresta con otra encuesta realizada por GEA-ISA donde la ventaja de Marcelo Ebrard es muy amplia.
Esto definitivamente abona al desconcierto y será sólo hasta cuando los diferentes grupos de poder dentro del PRD, PT, y Convergencia terminen por acomodarse e imponerse, que los ciudadanos tendremos la claridad de quién representará a los partidos de izquierda en las próximas elecciones presidenciales.
Es sin lugar a dudas triste lo que estamos presenciando: los partidos políticos se encuentran en un proceso de fabricación e imposición de candidatos por intereses personales o de grupo y toman en cuenta poco o nada el sentir de la población para actuar en consecuencia, lo que deja al elector en calidad de simple espectador y lo orilla a participar de una manera muy forzada.
Algo así ocurrió en el pasado inmediato en las elecciones para gobernador en el Estado de México, cuando a pesar de las voces que clamaban una alianza entre PAN-PRD, los partidos decidieron ir solos aun cuando los números les daban la derrota anticipada si iban (como fueron) cada quien por su lado. Nadie podría garantizar el triunfo de la alianza, pero hubiera sido un gesto de interés y preocupación por parte de los partidos hacia los ciudadanos, el haber explorado esa posibilidad que antes les dio resultados en otras entidades, ya que de todas maneras, la posibilidad de perder era inminente, como fue.
Lo que esta pasando a los mexicanos, es un poco lo que sucede cuando abres el refrigerador de tu casa, ves y te dices a ti mismo: eso es lo que hay, o te lo comes o te mueres de hambre.
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