Las cosas al interior del PAN se empiezan a calentar. Aquel detalle por parte de Felipe Calderón hacia Josefina Vázquez Mota, llamándola “Pina” (con todo el amor que esto sugiere) y todo lo que en su momento fue interpretado como un cambio de señal del Presidente, ha quedado atrás.
Basta
con revisar la nota que dio ayer la precandidata para entender que el miedo no
anda en burro y que la apuesta presidencial fue, ha sido y será por: Ernesto
Cordero, por lo que empezaremos a ver o por lo menos percibir, un trabajo
fuerte (¿rudo?) dentro de ese Instituto político, para imponerlo cueste lo que
cueste.
Parte
de la declaración: “Felicito a quienes
han acompañado la posibilidad de una elección abierta. Creo que esto permitirá
en nuestro partido modernizarnos, reconstruir de manera más cercana con la
ciudadanía y poder tener una candidatura con un liderazgo mucho más fuerte y
claro rumbo a 2012”.
Además,
reiteró la necesidad de una elección
abierta que incluya a simpatizantes y ciudadanos en la definición del candidato.
Basada
en las encuestas, la precandidata reacciona intempestivamente a declarar lo
anterior, puesto que con toda seguridad ha leído y pronosticado la tormenta que
le tienen preparada para borrarla del imaginario panista. Es un poco la
situación de Marcelo Ebrard, pero sin los argumentos de buen Gobierno con los
que cuenta el Jefe de Gobierno Capitalino.
¿Como
se explica la terquedad presidencial? Quizá es la última demostración del
primer mandatario para por lo menos, tratar de disimular el gran fracaso que ha
resultado su administración y enviar el mensaje de seguir contando con el apoyo
de sus correligionarios, al demostrar que su voluntad se impone entre ellos y
que no se repita la historia de Fox, quien fue prácticamente echado por los suyos
al final de su actuación como Presidente y que el mismo Calderón protagonizó.
Desde
el punto de vista de la apuesta a conservar el poder y línea de Gobierno por
parte de Calderón, podría tener cierta lógica la obstinación por Cordero, siempre
y cuando los números le dieran ciertas posibilidades.
Sin
embargo; considerando las mismas encuestas en las que Josefina Vázquez Mota se
está cobijando para proponer una elección abierta y desde la idea práctica de
ser competitivo y novedoso para hacerle frente a la locomotora priista, la
obstinación del Presidente por su delfín es absurda.
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