Esta
semana fue particularmente gris para México, se metió reversa en pleno siglo
XXI a temas que deberían estar superados desde hace tiempo.
En
la polémica sobre la inconstitucionalidad del artículo reformado de la constitución
de Baja California, que otorga el derecho a la vida “desde la concepción”, una
minoría ganó y se le quita a la mujer el derecho de decidir sobre su cuerpo. Entre
otras muchas cosas, las implicaciones de salud pública que supone seguir
forzando a la mujer a la clandestinidad, en caso de buscar un método para el
aborto, no fue atendido por nadie.
En
otros asuntos, el Instituto Federal Electoral anunció la prohibición de debates
entre precandidatos ya sea, de un mismo partido o de varios. Sobran los
calificativos para esta torpe decisión anti-democrática, que además de todo,
fueron los mismos partidos políticos quienes avalaron y particularmente el
Partido del Trabajo quien la impulsó, mismo que ya tienen candidato a la
presidencia para 2012: Andrés Manuel López Obrador. En esta ocasión, la minoría
que forma la partidocracia, frente a un país de más de ciento diez millones de
personas, decidió y se impuso; es decir, los ciudadanos no tenemos derecho de
formar criterio a través de los debates para en todo caso, decidir qué
precandidato abanderará las aspiraciones partidistas.
La
noticia confirmada de la irrupción del autodenominado grupo de los “Matazetas”,
supone un nuevo desafío al Estado; no han podido con los cárteles tradicionales
a los que se les combate sin éxito y ahora aparece este grupo de supuestos
justicieros. No deja de darme vueltas en la cabeza, provocando mi imaginación,
parte del texto de la columna de Héctor Aguilar Camín, publicada el miércoles
28 de Septiembre, titulada: “Patrióticos Matazetas”, fragmento que reproduzco a
continuación:
“Ya corre la versión de
una escena en un restaurante del puerto donde, luego de recoger a todos los
comensales sus teléfonos celulares, El Chapo Guzmán, que comía en el lugar, se
puso de pie y dijo a los presentes que ya estaba aquí, que había venido a
protegerlos de Los Zetas, que no les alarmara lo que iba a suceder, pues no era
contra ellos sino contra sus opresores. Terminó de comer y se fue”.
Después,
el anuncio de Carstens en sentido de que la penuria económica, durará al menos
otros cuatro años, un apagón en el Aeropuerto de la ciudad de México que dejó
sabor a sabotaje, Humberto Moreira desviando la atención sobre la investigación
del endeudamiento de Coahuila mientras fue Gobernador, Vázquez Mota
declarándose a favor de seguir con la guerra que nos desangra, Peña Nieto
bloqueando a toda costa la reelección legislativa y de alcaldes, para atrás,
para atrás y para atrás.
Mientras
todo esto pasaba, nuestro alegre Presidente se esforzaba por hacer publicidad
turística, porque lo suyo, lo suyo, lo suyo, es demostrarle al mundo que México
es bello y perfecto. Pero alégrese, esta semana ya acabó, es viernes.
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