Carnada priista


                                 

Está claro que las declaraciones del líder del PRI, Humberto Moreira, en sentido de reconocer en Andrés Manuel López Obrador a su principal rival en la contienda electoral que viene en 2012, pueden parecer a muchos ingenuas, inexactas, inverosímiles, etc.

Pero de lo que no hay lugar a dudas es que están llenas de malicia y sí cumplen su cometido: ir limpiando el camino hacia la presidencia de su candidato Enrique Peña Nieto. Todas las reacciones son buenas para el propósito priista.

Encendió los ánimos y los humores dentro del PRD; todo aquél que tenga la esperanza de ver a Marcelo Ebrard en las boletas electorales con el logotipo amarillo, debe haber sentido que el mundo se le vino encima, puesto que saben que los indecisos sin partido, en muchas ocasiones se dejan llevar por lo que la mayoría de medios-encuestadoras y personajes con relevancia nacional declaran, y quien sienta simpatía por los partidos de izquierda, se irá con el que aparentemente tenga más posibilidades.

En el ala lopezobradorista, no faltará quien piense que esto es una demostración de miedo y que el PRI siente pasos, cuando en realidad (estoy seguro que muchos otros dentro de ese grupo también concuerdan), es un auténtico beso de Judas. Por si algo faltara, al día siguiente de las declaraciones de Moreira sale la encuesta GCE, confirmando lo dicho por el Coahuilense pero disfrazado de sondeo: al interior del PRD AMLO se lleva de calle al Jefe de Gobierno capitalino, mientras que entre el electorado en general, hay una ventaja para Marcelo, pero no tan apabullante. Mensaje implícito: “Postulen a López Obrador”.

Regresando al elector indeciso y haciendo a un lado a quienes con éste buscapiés se motivan para restarle peso a la figura de Ebrard, los otros que son mayoría, estarán más que incentivados para engordar los negativos del tabasqueño, puesto que en cierta medida, las declaraciones de Moreira evidencian este propósito específico. Para nadie es novedad que AMLO es el político con más negativos entre la población, entonces ¿cuál es la reacción de todos aquellos que sienten animadversión por el de Macuspana?: intensificar los ataques en contra, para contagiar aun más el sentimiento anti López Obrador y no darle ninguna posibilidad de repunte, al ser efectivamente postulado por los partidos de izquierda.

No tener en las boletas a Ebrard es la prioridad peñanietista, puesto que eso supondría un ánimo distinto entre el electorado. Enfrentarse a un líder por demás desgastado y sin posibilidad alguna, es el mejor escenario para no poner en riesgo lo que ya ven cerca.

En tanto logren el objetivo de enfrentarse a un López Obrador que no prenda al indeciso (el que hace ganar elecciones) y con la ayuda infinita de dos malas administraciones panistas en lo general, los tricolores habrán de enfrentarse a un panorama idéntico al de las pasadas elecciones en el Estado de México, donde por cierto la operación de los tres principales partidos, se dibujó de la misma manera como hasta hoy se perfilan para la grande: Un perredista sin simpatías fuera de su círculo, un panista gris cargando el peso del apellido Calderón en sus espaldas y un priista con chapitas rojas rojas.

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