Abandono sexenal




         





Después de la celebración de la Independencia al final de cada sexenio, el Presidente en funciones pierde brillo, nadie tiene interés en lo que dice y dentro del Gobierno y los partidos políticos, todos le dan la espalda y corren a posicionarse en primera fila para poder ser vistos por el candidato de sus amores al que apuestan todo con el propósito de mantenerse en sus cargos y en el mejor de los escenarios, ascender un escalón.

Las campañas electorales van a comenzar y ahora se esperan; y si no, se aguantan! es triste por el retraso que esto significa para los cambios urgentes que México requiere, pero eso es lo que pasa en el diseño de relevo presidencial en nuestro país.

Aunado al hecho por todos conocido, de la terquedad del actual ocupante de Los Pinos, el cálculo de los oportunistas sexenales, debió haber estado planeado desde hace ya mucho tiempo ¿quién quiere llegar al final con un personaje así?

Entonces la situación es un poco más grave. Y no es que nunca hubiéramos tenido en México un gobernante terco, pero lo que nos interesa es lo que pasa hoy y el abandono de los proyectos necesarios que habrán de archivarse, “hasta ver qué pasa”.

Aunque no signifique que se detendrán los actos criminales, inclusive el tema de la violencia será relegado como punto central hasta del Presidente Calderón, ahora estará más preocupado por la sucesión y todas las palabras en defensa de su guerra se las habrá llevado el viento, mientras que las muertes corren el muy probable riesgo de haber sido en vano y el dolor de las familias de las victimas (criminales o no), será una cicatriz difícil de cerrar, en este México por demás herido.

En algunos casos, el tema de la violencia y la guerra contra el crimen se utilizarán como arma mortal contra quien pretenda darle continuidad al régimen; en otros, se estarán buscando fórmulas apropiadas para negociar una paz duradera en las ciudades, mismas que tendrán que pasar forzosamente por mensajes encriptados en las campañas para llegar al destinatario correcto y por el envío directo de emisarios para llegar a un acuerdo, aunque no lo quieran reconocer quienes lo lleven a la práctica.

Algunos candidatos preferirán el discurso pacifista y otros, la polarización como último recurso para ganar un punto en las encuestas, pero el “aguántame tantito” al ciudadano, estará presente en todas las campañas y en todas las dependencias, lo de hoy, lo de hoy es: “showtime”.

Las bardas se pintarán con la publicidad de los candidatos y sus ridículos slogans, las bandas tocarán cuando pase por el pueblo la caravana de encorbatados, que nunca volverá a pisar sus tierras, toda vez alcanzados o no, sus sueños de poder, repartirán migajas (pocas) y promesas (muchas) y se irán.

El ciclo se repite, nuevamente los pendientes se avientan al cajón, hay que correr detrás del candidato, “a ver si ahora si me toca” pensarán muchos, esa es la prioridad, lo demás es lo de menos.

Lo único no prioritario para políticos y autoridades en épocas electorales, es el ataque a la corrupción, la generación de empleos, el ataque a la pobreza, la búsqueda de la calidad en los servicios otorgados por el Estado, la seguridad en todas sus aristas, etc. Ese es abandono y se les tiene que recriminar, exigir un alto a tal desprecio.

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