No es nada nuevo, pero vale la pena reflexionar en estos días de turbulencia económica acerca de la dependencia de los países, al poder económico de unos cuantos.
Escuchamos repetidamente hablar sobre la soberanía nacional prácticamente en cualquier lado, los spots oficiales de los gobiernos en el mundo, de vez en vez recuerdan a sus ciudadanos del orgullo que tienen como nación independiente y de la determinación de preservar la autonomía frente a cualquier interés externo.
La verdad es otra. Los países -ricos y pobres- han caído en una vorágine de endeudamiento desde hace tantos años, que ya empeñaron a las generaciones que aun no nacen. La irresponsabilidad de los gobernantes y su desprecio hacia gobernados ha entregado las riendas de sus gobiernos a las peores aves de rapiña: los poderosos multimillonarios del orbe.
Los mercados están en unas cuantas manos que no se tocan ni se tocarán el corazón para reclamar el pago de las deudas que los países adquirieron para el beneficio de políticos cínicos, juegos de guerra, apaciguamiento de la oposicion chantajista o bien, para malcriar a ciudadanos que consideran que el Estado es responsable de darles todo sólo porque sí.
El ejemplo de gasto desmedido y absurdo que se vuelca hacia los ciudadanos es Europa; por citar uno de tantos, en Gran Bretaña se incapacita indefinidamente y se le otorga casa sin costo (en caso de solicitarlo) a gente que no quiere trabajar sólo por que tiene ¡hongos en las uñas!
Entonces no es extraño ver a Barack Obama quejándose dolorosamente sobre la calificación degradante que Standard & Poors dio la semana pasada sobre su irresponsable economía como intentando calmar las aguas entre los zopilotes millonarios que rondan los mercados mundiales y a quienes no convencerá de parar el remolino que ellos mismos han provocado.
Minimizar lo expresado por la agencia Standard & Poors, no tendrá efecto alguno y las economías del mundo sufrirán amargamente. Quienes deben estarse frotando las manos son los chinos, principales dueños de la deuda norteamericana y europea. Nadie sabe para quien trabaja.
Para que no nos tomen por sorpresa y que el catarro se convierta en pulmonía, los mexicanos ya estamos siendo recomendados por especialistas a retomar con disciplina nuestra dieta milenaria: puro chile.
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