México no perdonará







Ya es hora de que los partidos políticos, sus representantes y operadores, los empresarios que aman a México -si es que los hay- y en general todas las organizaciones que dicen representar al mexicano, se pongan por primera ocasión en su historia del lado del ciudadano y recapaciten más de una vez sobre la aprobación y/o modificación a la “Ley de Seguridad Nacional”.
Expertos analistas apuntan que, dicha ley como está redactada y sometida para su aprobación, representa grandes riesgos para cualquiera de nosotros. Entre otros, la capacidad del Presidente para decretar la suspensión de las garantías individuales en aquellas entidades que reúnan el criterio (demasiado amplio y libre de interpretación) de “zonas de afectación”, lo cual va en detrimento directo de las libertades del individuo y roba su tranquilidad por el temor que esto provoca.

La capacidad de intromisión por parte del Ejército, Gobierno y demás autoridades facultadas para dicho propósito a nuestros hogares, bajo cualquier pretexto, estaría perfectamente cobijada por la ley que actualmente se encuentra pendiente de aprobación. Y estamos hablando de que se incluye la tortura como método para conseguir lo que se busque. Algo similar a lo que ocurrió después del atentado a las torres gemelas en Nueva York: G. Bush tuvo luz verde para, en nombre del terrorismo, cometer las tropelías ampliamente documentadas desde entonces.

Me es imposible hablar en esta columna, de todas las cuestiones técnicas que ponen en riesgo nuestra ya de por sí vapuleada tranquilidad, en caso de ser aprobada sin modificaciones esta ley. Es recomendable acercarse a los expertos en el tema para conocer los detalles.

Por tanto, lo más importante es que desde cualquier trinchera se exija a los actores de poder en este país para que con toda fuerza, modifiquen hacia un sentido más humano esta ley. Me parece que los motivos de inicio de Calderón para llevar a cabo esta “guerra contra la delincuencia” a la que ahora quiere adjetivar como “terrorismo”, están sobrepasando las razones de legitimación de su Gobierno endeble y se está convirtiendo en una peligrosa obsesión que no llevará a nada bueno.

México ya no es el mismo de antes y de una manera u otra se informa de lo que en realidad puede llegar a pasar con tal o cual acción de nuestros gobernantes, es cierto que por alguna razón, tiene una paciencia enorme y una tolerancia inmensa hacia la ineficiencia de nuestras autoridades, pero todo tiene un límite y estoy seguro que en esta ocasión, no perdonará un desprecio más por parte de los que tienen el poder de frenar o modificar una ley que nos hundiría; entonces sí, en el terrorismo, pero de Estado.

Muchos mencionan las graves consecuencias que pueden ocurrir para la ciudadanía si se aprueba esta ley, pero nadie le ha advertido al Gobierno, las graves consecuencias de provocar a un México harto e indignado, jodido y hambreado.

Alguien tiene que hacer contrapeso a esta amenaza inexplicable y asegurarse de que no se vean afectadas las libertades de los mexicanos. Partidos políticos, líderes y activistas, señores en la cámara de Senadores y Diputados, prominentes hombres de negocios, organizaciones sindicales y ciudadanas: Los estaremos observando.

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