Segui @adejorge
Recuerdo que hace años viendo el programa de noticias de Víctor Trujillo personificando a “Brozo”, reí hasta las lágrimas después de que el comunicador comentó un operativo de la policía capitalina.
Mas o menos, Brozo con su habitual sarcasmo, narraba que dicho operativo era de carácter secreto, por lo que las autoridades habían decidido ponerle un nombre con el que se identificaría pero que no daría pistas a los delincuentes sobre de que se trataba.
El operático iba en contra de la comercialización de autopartes robadas y su nombre secreto era: “Gaucho”. O la ingenuidad e ineficacia de la policía rayaba en lo absurdo o bien, esto obviamente era un aviso de las mismas autoridades hacia los delincuentes para que tomaran precauciones y no fueran cachados. Adivinó el lector, el operativo sería en la colonia “Buenos Aires”, principal centro de comercialización de autopartes robadas en el DF.
La colusión de las autoridades con la delincuencia tiene raíces ancestrales.
Pues bien, ahora tenemos la reedición de esta burla en pleno 2011, con el anuncio en todos los periódicos de las autoridades del Gobierno Federal y las Fuerzas Armadas cuando advirtieron a ocho columnas que se habían desplegado e instalado fuerzas militares en Michoacán con el claro objetivo de ir por la “Tuta”.
¿No fue acaso esto un aviso? O es que no se les ocurrió que al hacerlo público, la “Tuta” ya estaría en centro o Sudamérica, en los Alpes suizos o en alguna isla caribeña. No recuerdo en el pasado inmediato que el Gobierno Federal haya avisado que iría por cualquiera de los capos que tanto presume esta administración de haber capturado durante el sexenio.
¿Es colusión? ¿O por qué le avisaron?
¿Qué le provoca al querido lector: risa o llanto?
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