El beneficiario de Elba Esther









Varios analistas se han metido hasta las tripas del asunto entre Elba Esther Gordillo y el Presidente Calderón. Todos ellos han abordado distintos ángulos y ofrecen mapas completos en cuanto a la ruta de acuerdos, intercambio de favores y deslealtades.

Que la Gordillo se vacuna contra un quinazo, que la molestia del Presidente son los apoyos de ésta a favor de sus contrincantes durante su gestión y las elecciones por venir, etc.

Pero ¿a quién beneficia todo esto?  Veamos, las afirmaciones de la líder magisterial no dejan lugar a dudas a quienes honestamente quieren reflexionar y meditar sobre lo mejor para nuestro país. Al desnudar sus acuerdos y dejar claro el control que el magisterio tiene sobre una gran cantidad de casillas a nivel nacional para manipular los resultados, revela la vocación gansteril de la maestra, por lo que ante la opinión pública y a partir de ahora, todo aquel que pacte con ella -lo que actualmente ocurre con el PRI de Moreira y Peña Nieto- estará poniendo seriamente en riesgo su imagen y reputación, lo que redunda en votos.

Para el panismo que apoya a Calderón, es una lastre más. Quien aspire a suceder al presidente dentro de su cerrado círculo, estará más que en desventaja después de las revelaciones, puesto que casi todo ha sido confirmado por parte de uno de los protagonistas del acuerdo, por lo que se puede asumir que sí hubo una operación no necesariamente transparente en aquellas elecciones.

Pero el caso de AMLO es distinto, ahora las versiones que siempre sostuvo no se pueden refutar, por lo menos la gente podrá pensar que efectivamente él no vendió su alma al diablo en la víspera de la elección de 2006. Si bien es cierto que son muchas las pifias que el tabasqueño ha cometido en detrimento de su imagen, también lo es que este asunto le acarrea un puntito bueno. Parece ser el beneficiario de todo esto.

Pensando en Marcelo Ebrard, creo que está en muy buen momento para que recapacite sobre parar de tajo los rumores de su coqueteo político con la líder del SNTE. Ante el descaro de Elba Esther de desnudar lo que pudo ser un fraude en 2006 y desnudarse a sí misma como una persona sin escrúpulos para venderse al mejor postor y después traicionarlo y evidenciarlo, a nadie conviene tomarse una foto con la lideresa.

Retomando la situación priista, será interesante si deciden esconderla o prefieren pasearse con ella sin pudor alguno. Basta con que un solo contrincante político lo quiera y los recordatorios constantes sobre este personaje y su relación con Moreira podrían perjudicar la amplia ventaja que tanto presumen. 


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