Segui @adejorge
En infinidad de ocasiones cuando un ciudadano común es infraccionado en un crucero, la multa impuesta equivale probablemente a lo único que le quedaba en el bolsillo para pasar la quincena.
Se traga el coraje y por un buen tiempo pone más atención en la velocidad con la que maneja, no se pasa los rojos y en general respeta las leyes de tránsito. Luego se le pasa, pero eso ya es de cada quien. Si lo vuelven a cachar cometiendo infracción, la historia se repetirá.
En el caso de la multa impuesta a Carlos Slim, por presuntas prácticas monopólicas en el sector que sus empresas dominan, por mucho que suene -11 mil 989 millones de pesos- no es precisamente una cantidad que le prohíba llegar a salvo a la próxima quincena o llevar a su chava al cine.
Lo que no veo por ningún lado en las notas de los periódicos, es si la sanción también incluye un alto a lo que ha venido haciendo desde 2006, porque de lo contrario, lo perdido con esta multa lo recuperará muy pronto.
De qué sirve el castigo económico si éste no viene acompañado de las medidas necesarias para que las prácticas monopólicas se detengan. Creo que por eso dice no sentirse perseguido, al no verse impedido por la autoridad a continuar haciendo lo que hace.
Montado en el cinismo, pienso que quizá los montos por pago de multas están contemplados en los cálculos para fijar los precios de sus productos y servicios, y de esa manera hacer aun menos perjudicial para sus negocios la erogación de lo que vendría siendo un pago de derechos.
Página Principal
Comentarios
Publicar un comentario
Hacer un Comentario