Un remedio para la violencia




El que no sabe por qué camino llegará al mar,
Debe buscar el río por compañero.
(John Ray)

Revisando una nota publicada por La Jornada el jueves 28 de abril, donde revelan fuentes federales y estatales que por lo menos el 80% de las victimas encontradas en una fosa en San Fernando, Tamaulipas, murieron a golpes (probablemente de martillo, qué más da) uno no se puede imaginar la rabia contenida en los ejecutores.

Según expertos fueron torturados, tratados de forma sádica. ¿Eran delincuentes de bandos contrarios? ¿Inocentes? ¿Migrantes centro y sudamericanos? No sé, pero eso sí; eran personas. Llama la atención el dato que arrojan los peritos: “Los primeros 40 cadáveres que se hallaron a principios de abril correspondían a restos de personas que fueron privadas de la vida en los últimos 10 días de marzo”.

Sé que es una obviedad pero esto quiere decir, que la guerra emprendida por el actual Gobierno ya estaba en curso hace mucho tiempo antes que esto ocurriera. Yo habría presumido un avance en el conocimiento por parte del Gobierno de los movimientos, lugares y formas de operación de estos grupos. La matanza fue de tal magnitud que uno se pregunta si no hay inteligencia por parte de las autoridades y el ejército como para adelantarse a hechos de este tamaño. ¿Acaso sólo reaccionan y no hacen trabajo de investigación? Alarmante.

La reflexión me lleva a otra pregunta: ¿Cómo remediar tanta y tan salvaje violencia?

México sigue tolerando mordidas en los cruceros, coyotes en las dependencias, litros de 950 mililitros en las gasolineras, políticos ineficientes y mezquinos, monopolios voraces, patrones abusivos, desvío de nuestros impuestos a los bolsillos de quién sabe quien, campañas políticas multimillonarias para seguir igual, líderes sindicales corruptos, policías y gobernantes coludidos con delincuentes, educación de pésima calidad, polarización de la sociedad, etc.

Entonces, si no hemos resuelto lo anterior ¿Cómo hacerle para remediar males aun más grandes como la deshumanización descrita en La Jornada? Hablo del individuo. De aquel que necesita ser educado al menos con un mínimo de ética desde el núcleo familiar, el que necesita espacios y alternativas para desarrollar deporte, de recreación acorde a sus etapas, oportunidades para tener un trabajo que no sólo le permita vivir, sino también soñar y cumplir sus sueños. Aparte de la obligación de los gobiernos a protegernos y actuar con eficacia inmediata, está la obligación del mexicano a hacer lo que le corresponde, con una visión de futuro puesta en las nuevas generaciones.

Cuándo empezar a preocuparnos por enseñarle a los niños que respetar la ley no es opcional, no es cuestión de tener dinero o influencias para poderlo todo. Cuándo exigirle de una vez por todas a las autoridades cumplir y hacer cumplir estrictamente la ley para que cada quien reciba lo que merece.

Hasta dónde hemos llegado como sociedad para contemplar esos horrores, no hacer nada y dejarlo todo en manos de gente a la que ni le interesa, ya que han sido educados en la dirección de pensar que el dinero y las influencias lo pueden todo.

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Comentarios

  1. martha cuenca2/5/11 15:51

    El problema comenzó cuando decidimos que el principio de la educación para nuestros niños era la estimulación temprana y el objetivo de educar a los jóvenes era formar líderes y emprendedores, menospreciando al núcleo familiar como fundamento de una sociedad educada (educare:modelar).
    Porque nunca se explicó que ser líder es ser modelo y el guía quien muestra a los otros el modo (know how); que la estimulación temprana requiere de constante contensión, modelaje, límites y dirección amorosas.
    Tampoco entendimos que si todos somos líderes, a quien lidereariamos? Crear monstuos de la soberbia y el egocentrismo, seres que creen que liderazgo es "poder" y que el poderoso tiene derecho a matar a punta de martillazos o bien pretender gobiernar o dirigir a partir de la imposición y el sometimiento.
    La solución, para mi, consiste en asimilar y trabajar objetivamente en el desarrollo de las potencialidades individuales y la aceptación de nuestras limitaciones, ambas dotadas sabiamente por la naturaleza de manera simple y con el fin de mantener al universo fluyendo en equilibrio y con aplomo, que no en constante estatismo y caos.

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