Lo político no quita lo hombrecito






La parafernalia fue prácticamente la misma que en épocas priistas, lo que era un secreto a voces finalmente se destapó y fue seguido de expresiones de apoyo, hurras y toda clase de bendiciones al ungido. El Cordero de Dios.

Muchos lo anticipaban y acertaron, lo que no sé es si el Presidente y todo el grupo que acordó la unción de Ernesto Cordero como el consentido para abanderar al PAN en 2012 e intentar retener la presidencia, haya calculado lo últimos eventos en que éste, quedó muy mal parado con los mexicanos que tienen poco y que son los más.

Es difícil salir a darle la cara al posible elector después de haber dicho que con seis mil pesos al mes se puede tener hasta un yate en Vallarta. A menos que el candidato quiera hablarle sólo a los que sí tienen un ingreso decoroso y suficiente, aunque dudo mucho que los votos de éstos le alcancen para sentarse en la Silla del Águila.

Por lo pronto, Gustavo Madero quedó rebasado en su calidad de presidente de partido, a la vieja usanza priista. Javier Lozano y Alonso Lujambio se comportaron como los desechables del patrón y veladamente agachan la cabeza. 


Yo creo que lo político no quita lo hombrecito y hubiera esperado de estos dos personajes una respuesta más retadora a las mañas de antaño, por qué no decir que no están de acuerdo con esta farsa y que sus aspiraciones son genuinas. De otra forma, sólo darán la impresión de haber servido de pantalla.

Quizás Josefina Vázquez Mota sea la única que saque la gallardía y enfrente por lo menos de manera simbólica el dedazo reciente. Y digo de manera simbólica porque creo que tendrá pocas oportunidades de convencer a un PAN que está absolutamente controlado por Calderón y no se ve por dónde salga la oposición interna que desestabilice y le de un cambio a la historia.

Ahora bien, si después de pataleos por debajo de la mesa y berrinches televisados, Cordero se queda con la candidatura -que parece que ya es suya- sus posibilidades reales de triunfo serán pocas. Las encuestas así lo dicen y los ejes de poder en México dan la impresión de haberlo decidido de esa manera.


Por lo anterior, se anticipa uno de los peores escenarios de entrega de poder que un presidente desea tener. Y si a eso le agrega uno el inicio, el transcurso y el tramo final de la gestión presidencial de Calderón, la verdad es que fácilmente se puede catalogar de pesadilla la aventura en la que se embarcó en 2006.


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