En una de las últimas entregas de la agencia norteamericana Stratfor, explica -según su óptica- las razones por las cuales Texas no es México, hablando de la violencia que se vive acá, en comparación con la aparente tranquilidad de allá.
Entre otras cosas mencionan que si bien la violencia relacionada con el narcotráfico no es privativa de México, la razón por la que no hay tanta resonancia en Norteamérica es porque los grupos criminales (que son los mismos) los ven como “el mercado”, por lo que se esfuerzan por mantener una relativa paz y buena apariencia para que, supongo, las ventas no caigan. Pero hay asesinatos y autoridades corruptas también, sólo que la estrategia es más sigilosa entre criminales y Gobierno. La “Pax Narca”.
Contrastan las medidas tomadas por el Gobierno gringo con las que se vienen desarrollando por el nuestro y si bien consideran que lo llevado a cabo en México es correcto, todo termina por corromperse debido a un factor más importante que cualquier seguimiento o voluntad de aplicación de la ley y vigilancia de las instituciones: Las personas, sus diferencias económicas, sociológicas y su cultura.
A resumidas cuentas nos tacha de corruptos y proclives a lo ilegal por distintos factores, no se limita a los miembros de los diferentes órganos de seguridad y Gobierno, nos incluye a todos. No veo motivo para sentirnos ofendidos, pues es algo que finalmente nosotros ya sabemos y no hemos hecho nada. Como sociedad, todos vamos en el mismo paquete.
Pero si el problema ya está aquí y culturalmente no somos capaces de resolverlo con el simple hecho de reformar y aplicar la ley, limpiar policías que al final se volverán a corromper o combatir con fuego cuando los criminales a veces tienen mayor capacidad y están resueltos a sembrar terror entre la población para contener los embates contra ellos, ¿Cuál sería la solución?
Stratfor ofrece pistas.
Hace evidente la hipocresía norteamericana, referenciando la estrategia que su Gobierno lleva a cabo tolerando la producción de mariguana y hasta de anfetaminas (de baja calidad) en muchos y pequeños laboratorios dentro su territorio.
Inclusive menciona el caso de uno de los más grandes y mejor equipados laboratorios de producción de anfetaminas de alta calidad (cercana a la de un laboratorio farmacéutico) que se descubrió en territorio Californiano y lejos de desmantelarlo y hacer aspavientos, prefirió ejercer “presión” para que éste fuera reubicado en México. La producción continúa y por ende el negocio, y por supuesto la tolerancia de los Estados Unidos para que esa droga entre y sea consumida por sus ciudadanos.
Entonces ¿por qué no empezar a ver otras estrategias de nuestro lado? Ya son muchas las voces que sostienen la necesidad de la legalización de las drogas y la legalización de la producción de mariguana. Por otro lado, ante el reclamo del Gobierno mexicano sobre el paso de armas a nuestro país, el gobierno estadounidense recrimina nuestro control de aduanas, igualmente nosotros podríamos argumentar nuestra decisión de legalizar la producción de mariguana: si ellos no la quieren, que controlen su frontera y no la dejen pasar.
Con eso estoy seguro se acabarían algunos problemas y hasta los narcos tendrían que pagar impuestos… que no nos vendrían nada mal si nuestros gobernantes hacen un buen uso de ellos. No hay de otra, hay que jugarles el mismo juego, a fin de cuentas ellos son los que quieren drogarse y su gobierno lo ha tolerado por décadas.
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