Hablarle a la pared




En las redes sociales, foros de discusión, espacios para comentarios en los periódicos y revistas electrónicas especializadas en la materia, se debate fuertemente sobre la validez, eficacia e imparcialidad de la estrategia llevada a cabo por el Gobierno de Felipe Calderón contra los grupos del crimen organizado y sobre la utilidad y veracidad de los argumentos utilizados en la reciente marcha por la paz.

Un amplio sector de la población, según revelan sondeos, está a favor de la guerra contra el narcotráfico y desprecian toda voz que pida lo contrario. Están en todo su derecho, ellos creen que no hay otra opción. Mientras, los del otro lado del espectro sólo piden una variante menos sangrienta, pero coinciden en el combate a la criminalidad.

Creo que en lo que todos están de acuerdo es en la necesidad de hablar, ambos bandos piden desesperadamente ser escuchados, está implícito en su afán de opinar. Se percibe el deseo de llegar a algún lado que aunque pueda no ser el ideal perfecto, podría llegar a ser el óptimo. En la población y organizaciones civiles, independientemente del bando que tomen, estoy seguro hay muchas buenas ideas e intenciones para aportar a la solución de un problema que ya está aquí y necesita ser revisado.

Todas estas voces necesitan un cauce, no se puede estar todo el tiempo hablando sin ser tomado en cuenta y que para lo único que sirvan estas acaloradas discusiones sea sólo para enemistar a los mexicanos entre sí. ¿Pero quién los escucha?

Ahí tiene a los partidos políticos que en esencia son el receptáculo de las demandas e inquietudes de la sociedad. Para lo único que han servido en este tema es para culpar al Gobierno en turno, aventarse la pelota, voltear para otro lado y en las oportunidades que últimamente han tenido para hacer campaña en los Estados y municipios, tocan el tema de la inseguridad de manera somera o como algo que sólo le compete al Gobierno Federal.

¿Y Presidencia? Ni hablar, durante los días en que se llevó a cabo la marcha por la paz encabezada por Javier Sicilia, se tapó los oídos y declamó los versos de siempre. Puede el Presidente estar convencido de su estrategia, pero de eso, a negarse a escuchar no es propio de la investidura de un Demócrata.

La insensibilidad mostrada a los manifestantes a los que ni siquiera el beneficio de la duda concede para revisar la estrategia, recoger inquietudes e ideas y así posiblemente ofrecer una variante, ofende.

Nunca es tarde para reivindicarse, porque el mexicano ya está cansado de hablarle a la pared.


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Comentarios

  1. martha cuenca9/5/11 11:57

    Siempre he sentido la necesidad de conocer el fondo de esa famosísima frase que proclaman todos los políticos cuando asumen un puesto público que reza: "...y si no lo hiciere que la nación me lo demande".
    ¿Qué significa de fondo dicha frase?,¿Cómo se le demanda a un presidente lo que no ha hecho ó las acciones que no le parecen a la nación?, ¿La frase es pura pose y, aunque pueda uno demandarle respuesta, ésta depende de si él quiere ó no darla y hasta puede darse el lujo de ignorar dicha demanda ó hacerse el mártir?, ¿Será que la frase está incompleta y le falta mencionar qué acciones tiene implícitas y hasta adonde es veraz el derecho ciudadano a hacer demandas a un gobernante?
    ...Sí, Javier Sicilia, estamos hasta la madre!! y desgraciadamente, por ahora, atados de pies, manos y boca.
    Despierta, México...D E S P I E R T A !!!

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