La semana pasada, fue una clara demostración de lo atorados que estamos los mexicanos producto de la conveniencia que algunos actores tienen para que las cosas no cambien. No se ofrece esperanza, por el contrario, se sentencia al ciudadano con la “Ley de Herodes”.
El presidente Calderón, lejos de ser sensible a los reclamos y de acusar un sincero recibo de las voces que le piden un replanteamiento en la estrategia contra el crimen organizado, se pone una armadura, un blindaje mental y en lo que parece más bien un delirio, declara ser igualmente incomprendido que Churchill. Ni un paso atrás, ni otro adelante.
En lo que no sé si catalogar como ingenuidad o perversión, el líder del PRI, Humberto Moreira, hace un llamado a Andrés Manuel López Obrador a unirse frente al enemigo común, el PAN. Más bien parece una adicción del priista por el conflicto y la burla con quien sea. El tabasqueño, ni tardo ni perezoso le contesta con los acostumbrados argumentos. Al parecer Moreira fundará su estrategia hacia el 2012 en la polarización y el pleito vulgar, mismo del que los priistas fueron excluidos en 2006 y perdieron en el 2000.
Moreira es como el típico buscapleitos de barrio: sin que nadie lo vea, llega a armarla de tos. No se puede esperar de esta clase de políticos avance alguno, están estacionados en su primitivismo.
Se aderezó esa semana desesperanzadora con el reporte de Transparencia Mexicana, la corrupción más saludable que nunca. Políticos y gobernantes voltearon a otro lado. Seguramente pensarán que ellos no son parte del problema. Muchos mexicanos en su área de confort ¿para qué cambiar?
En Oaxaca, se dio el peor de los escenarios para un país que aspira a tener una Democracia madura y funcional. Por lo menos 9 personas fueron asesinadas a manos de un grupo armado que se opone a la celebración de las elecciones en la comunidad de Santiago Choapam. Aquí hay un verdadero reto para autoridades y mexicanos, es necesario acabar con la infamia de los usos y costumbres que sólo sirven de pretexto a grupúsculos corruptos y tiranos que someten a muchas comunidades.
Y para cerrar con broche de oro… ¡tomen su gasolinazo!
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