No me parece menor la intervención de Diego Fernández de Cevallos en Puebla, durante el evento que se llevó a cabo en esa entidad y en donde los asistentes fueron principalmente jóvenes. Me parece que viniendo de un panista con una incuestionable notoriedad en México -no toda positiva, pero tampoco toda negativa- y ante los problemas que el Gobierno actual no termina por controlar, el Jefe Diego le abre un salvoconducto a Felipe Calderón. No son ideas para desechar.
Lo más rescatable desde mi punto de vista son los dos enunciados al final de su intervención:
“No debemos olvidar que para el gobierno americano hay tres enunciados básicos, a saber: “cero tolerancia” al terrorismo; que la violencia se dé más allá de sus fronteras y que a sus funcionarios no se les toca. En los hechos, aunque digan que no pactan con delincuentes, lo hacen todos los días con los testigos protegidos e informantes del crimen organizado; en los hechos, el tráfico de drogas y armas, así como lavado de dinero son tolerados y representan un elemento de la mayor importancia para su economía”.
Para mí, el mensaje implícito es: ¿Quién dice que no se puede pactar con los criminales? Juguemos con reglas similares, por qué perseguir el tráfico de drogas por nuestro país hacia Estados Unidos que tantas penas nos ha dejado, cuando quienes la solicitan y necesitan son ellos. Una cosa es combatir la venta de droga dentro de nuestro territorio para proteger a los mexicanos y otra, es tolerar el paso de la misma a un país que históricamente, tolera el consumo entre sus ciudadanos. Ojo, no se trata de pactar para que sigan asesinando, se trata de no provocar las muertes que ocasiona el hecho de cerrarles el paso hacia un lugar que los espera con los brazos abiertos y con dinero en las manos.
En su segundo enunciado, Diego Fernández de Cevallos sostiene:
“Posiblemente un primer paso sería un pacto claro entre gobierno y sociedad en el que se fijen prioridades, respecto de ciertas conductas, como pueden ser la violación, la corrupción de menores, el secuestro y el homicidio contra los cuales la fuerza del Estado pueda asociar rápidamente crimen y castigo”.
El Jefe Diego deja a un lado lo que para el Gobierno de Felipe Calderón es prioridad: La guerra contra el narcotráfico ¿Por qué? Porque el narcotráfico de todas formas continuará, en tanto que los norteamericanos sigan consumiendo y se sigan beneficiando de él, entonces la sensibilidad de éste y los Gobiernos por venir, debe ir en sentido de lo que realmente afecta a la sociedad, delitos que no se ven sustancialmente atacados actualmente porque las autoridades están entrampadas en una guerra que no tendrá fin y que le agrega dolor al pueblo de México en lugar de restarle un conflicto.
Si los narcotraficantes siguieran las rutas tradicionales de México a Estados Unidos sin tantas trabas, y el gobierno mexicano se limitara a vigilar el comportamiento de estos grupos en nuestras ciudades y los dejara a su suerte en el cruce de la frontera norte, para que enfrentaran la respuesta de los norteamericanos, cualquiera que esta fuera, alejaríamos de las ciudades las balaceras, venta de drogas, extorsiones y los daños colaterales, que no son otra cosa más que víctimas inocentes. Los criminales han migrado a las ciudades puesto que necesitan diversificar sus negocios criminales al ver tantos obstáculos en el tráfico hacia Norteamérica.
Estoy seguro que hasta entonces el Gobierno estadounidense, empezaría a tomar medidas en lo que respecta a la fuerza económica y capacidad de fuego que ellos mismos han dejado crecer en estos grupos, pero esa sería ya otra historia. Por lo pronto, México tiene que empezar a ser un poco más egoísta, digno y contestatario hacia nuestro vecino del norte, en las palabras de Fernández de Cevallos hay una luz, espero que Calderón la tome para iluminar su recta final como Presidente.
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