En Escocia, país donde radiqué por más de cuatro años, todos los años se revive la polémica en torno a su independencia del Reino Unido. Para tal propósito se realiza una consulta ciudadana a la que previamente le acompañan una serie de debates, activismo, discursos, declaraciones, análisis, etc. No se suspenden clases, ni jornadas laborales; se establece un horario muy amplio para que la ciudadanía acuda en el momento que le acomode, esto se hace en todas las elecciones incluidas las de Primer Ministro.
Todos los actores de Gobierno, partidos y sociedad se preparan para debatir con argumentos políticos, ideológicos y económicos entre otros, para persuadir a los escoceses a votar en un sentido o en otro. Hasta ahora, se ha impuesto la mayoría a favor de permanecer en unión con la Gran Bretaña , al final del recuento de votos, se informa el veredicto, se procede y no pasa nada.
Nuevamente los actores se reagrupan y preparan los argumentos para el próximo año, aceptan la voluntad de la mayoría independientemente de que ésta vaya en contra de sus intereses, se honra la democracia.
La preocupación por las consultas y las elecciones en general se traducen en un mayor esfuerzo por mejorar sus propuestas, por recabar toda la información posible para convencer en la próxima competencia y ganarle a sus adversarios, pero nunca se actúa en contra de la consulta y de quienes la realizan, jamás.
En México, nuestros políticos le tienen miedo a preguntarle a la ciudadanía cualquier cosa. Algo han de debernos, puesto que su temor es grande. Si se fuera democrático, si estuvieran seguros de sus actuaciones en los gobiernos que manejan, le darían la bienvenida a todas las consultas ciudadanas y actuarían en consecuencia de lo que ahí se manifestara, los ganadores a cumplir y los perdedores a mejorar.
Los ataques a la consulta ciudadana a llevarse a cabo en el Estado de México para que la sociedad mexiquense decida si se va en alianza derecha-izquierda contra la propuesta priista, no se puede interpretar de otra manera más que la evidencia del temor de algunos políticos y sectores de poder por saberse malos, ineficientes y corruptos. Aun peor, exhiben su desprecio por las herramientas democráticas.
Estos ataques trascienden el deseo de los partidos por hacerse de espacios de poder y el mayor daño que provocan es hacia la democracia, hacia la intención de muchos por involucrar a los ciudadanos a decidir y hacerse responsable de tales decisiones, daña a México.
Abro un paréntesis para aclarar mi punto: El problema no es que estén en contra de las alianzas, el problema es que están en contra de las consultas ciudadanas.
Todos sabemos que muchos mexicanos deciden su voto a favor de quien en ese momento lleva la delantera bajo el argumento: “de todas formas va a ganar” y es por ese motivo que se explica la tendenciosa actuación de las dos encuestas realizadas al vapor por GCE para presentarlas antes de que la consulta se realice y en donde casualmente, los encuestados se manifiestan en contra de la alianza. Inclusive, hay sondeos apresurados en programas noticiosos, para inducir al mexicano a caer en esa particular forma de decidir su voto.
Hay acusaciones directas al Gobernador Peña Nieto de querer por un lado, desanimar a los ciudadanos a participar en la consulta y por el otro, a sacar a sus duros ese día para contaminarla con votos en contra de la alianza. Su temor en contra de la alianza es obvio, pero lastimar a la consulta lo envilece. Otros deberían ser los medios del Gobernador priista para alcanzar sus aspiraciones presidenciales.
La explicación simple sería: en la guerra política todo se vale con tal de ganar la competencia por hacerse del poder. Pero en el fondo, el verdadero daño no se lo hacen los partidos, sino que dilapidan cualquier intento por tomar en cuenta a la ciudadanía, con la descalificación a la consulta, exhiben su vocación antidemocrática. Manchar este ejercicio, es ofender al ciudadano.
Después de estas demostraciones por parte de los que ven con terror la participación ciudadana, si el resultado final de la consulta fuera en contra de la alianza, ya nadie va a creer que el ejercicio fue una fiesta democrática; por el contrario, habrá de señalarse a todos esos loquitos enfermos de poder y dinero de ensuciarla en beneficio propio.
Poco les importará, dirán algunos, pues yo digo que no, porque todas las fechorías que cometan hoy se registrarán para puntualmente señalarlas en la cita que viene en 2012. Para entonces, serán muchos los mexicanos que fuera del Edomex habrán presenciado el concierto de bajezas derivadas del temor de escuchar al ciudadano.
Hay quienes desde su arrogancia, se creen muy listos y no se dan cuenta que lo único que hacen es escupir para arriba.
Los mexicanos todavía somos muy ingénuos y más en tiempos electorales... citemos una frase de ese "gran filósofo y compositor"(según F.Calderón) Arjona: "El problema no es que mientas; el problema es que que te creo".
ResponderBorrarPor eso en este país aún no es posible acudir a las urnas viviendo en plenitud esa gran oportunidad democrática que significa la elección presidencial...Despierta México, D E S P I E R T A !!!