Con motivo de la visita de Felipe Calderón a varios sitios turísticos nacionales en Quintana Roo, Campeche y Yucatán en su estrategia para atraer turismo nacional e internacional, el Presidente olvidó ir a Acapulco o a Tampico que también son playa y; por lo tanto, centros de atracción turística. En Sinaloa, Estado abatido por la violencia está Mazatlán y en Jalisco donde el horno no está para bollos, Puerto Vallarta, sólo por mencionar algunos sitios turísticos, golpeados por el flagelo de la violencia y olvidados de la mano de Dios, con una economía sedienta de turismo y donde las cosas no se ven del todo prometedoras en el futuro inmediato.
Pero es que cuando uno anda en plan turístico, prefiere los lugares que ofrecen mayor seguridad para las actividades de diversión y relajamiento que las vacaciones exigen, creo que por eso el Presidente decidió ir sólo a los destinos playeros que todavía ofrecen esas garantías.
Y no solo los destinos de playa en los Estados de la república golpeados por el crimen organizado sufren de baja ocupación, ahí están algunas ciudades de rica tradición turística en Michoacán y Oaxaca.
Lo que también olvidó el Presidente, fue ofrecer un paquete a los turistas en el que se incluya un nutrido cuerpo de seguridad como al que a él acompaña, no vaya a ser que en una de esas les toque un evento de violencia extrema y queden atrapados en el fuego cruzado. Nadie quisiera que nuestros turistas pasen a formar parte de los daños colaterales.
Pobres de los ciudadanos y empresarios de los Estados que visitó Felipe Calderón para promover el turismo en sus entidades, porque cada vez que el Presidente se refiere a un lugar como destino seguro, las bandas criminales le responden con descabezados al siguiente día.
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