Simulacro de Vida

Al enterarme del simulacro contra narcobloqueos que llevó a cabo el Gobierno del Distrito Federal el lunes 21 de febrero, me es imposible no sentir rencor en contra de las autoridades que gobiernan el país y las entidades. No tengo nada en contra de las medidas preventivas ante hechos que no podemos controlar y quizá,  que no podemos pronosticar con exactitud. Pero ahora resulta que los ciudadanos tenemos que prepararnos por si la delincuencia organizada toma calles, centros comerciales, escuelas, edificios públicos, parques, etc.

Hay que abrirles paso a los señores, no meternos en su camino, mejor hacernos a un lado porque eso sí; si por nuestra imprudencia de andar por la ciudad cuando ellos están ocupados llevando a cabo algún acto delictivo nos disparan, la culpa será nuestra por no haber atendido las instrucciones en el simulacro. Ser un daño colateral es responsabilidad del ciudadano.

¿De qué estamos hablando? ¿Por qué no nos preparan para saber cómo actuar ante gobernantes ineficientes y timoratos?

¿Hasta ahí llega la capacidad de las autoridades para proteger a sus ciudadanos? A enseñarnos ¿cómo hay que cubrirse de las balas y despejar el camino para que los señores pasen? Es decir, las autoridades dan como un hecho consumado el que las bandas delictivas pueden andar en todos lados y que el ciudadano tiene que resignarse y aprender a vivir con ellos. ¿Cuándo van a entrenar y limpiar sus policías?

Es patético que nuestro gobernantes nos digan: “No entren en pánico, háganse a un lado, déjenlos pasar que sólo están realizando sus actividades pero al rato se van”

De alguna manera, los seres humanos estamos conscientes que las inundaciones, terremotos, cierto tipo de incendios y una buena parte de los accidentes que ocurren son hasta cierto punto impredecibles, pero ¿no se suponía que los gobiernos estaban trabajando con toda clase de recursos públicos y con la capacidad que ellos dijeron tener en campaña, para erradicar y prevenir el crimen en nuestras calles?

Gobernantes: Trabajen para que en sus ciudades no ocurra nunca más un narcobloqueo y no para que el ciudadano sepa cómo vivir con ellos.

Yo propongo hacer un “Simulacro de Vida” y decirle a los ciudadanos cómo vivir y disfrutar de su existencia el día que las autoridades solucionen los problemas de narco-violencia y delincuencia organizada, explicarles cómo se vive en los espacios públicos sin temor a ser asaltados, baleados o “bloqueados” por los criminales. No vaya a ser que cuando ese día llegue, los ciudadanos entremos en shock y no sepamos qué hacer con una vida tranquila y armónica en nuestras ciudades.