Falta muy poco para las elecciones en Guerrero, las primeras de este año. Y las noticias cargadas de violencia llenan la atmósfera de este Estado. En lugar de que este fuera un tiempo de reflexión para los guerrerenses, el clima político agresivo y de inseguridad influye en su ánimo, sin duda.
Los descabezados de los primeros días del año en el puerto de Acapulco, la agresión sufrida por el perredista a manos de activistas priistas y la versión no confirmada pero no difícil de creer, de un conductor agredido por perredistas sólo por portar publicidad priista en el cristal del auto, son sólo un botón de muestra. Independientemente de quien haya cometido estos actos de violencia y por órdenes de quien sea, la violencia ahí está.
Asimismo, se agregan como en cualquier otra región del país en periodos electorales, las bien conocidas prácticas de presión hacia empresarios, hacia miembros de organizaciones obreras y campesinas, compra de votos, amenazas a vecinos, rumores sembrados para crear confusión y miedo y una larga, larga lista de artimañas para acceder o perpetuarse en el poder. Mientras tanto, los miembros del crimen organizado lanzan mensajes de terror a la población y de advertencia de sometimiento a sus condiciones e intereses a todos los aspirantes a gobernar la entidad.
Ante el hartazgo que provocan estas noticias surge la pregunta: ¿Quién manda en Guerrero?
Las elecciones, son una extraordinaria oportunidad para los ciudadanos de enviar mensajes claros a los actores violentos. La concurrencia masiva a las votaciones, sin importar el partido por el que se quiera votar, les dice a quienes tienen como sistema la violencia para imponer su ley un ¡ya basta!
Con una gran cantidad de votos (la mayor posible), a los políticos se les dice: Estaré observando y evaluando tu desempeño porque voté por ti o porque no voté por ti.
Y a los criminales se les manda un mensaje de madurez, valentía y unidad ciudadana, se les dice “NO” a la intromisión violenta en la cotidianeidad de los pueblos y ciudades, se les margina por lo menos a lugares no poblados, donde autoridad y criminales se vean las caras sin involucrar vidas inocentes y sin perturbar a las familias.
Sé que de ingenuo me pueden tachar, pero también esos son adjetivos que utilizan quienes se benefician de un clima como el que sufrimos ahora en muchos estados de la república, pero ejemplos hay internacionalmente, de comunidades, ciudades y países enteros, que con unidad y organización han logrado disminuir la criminalidad, tener políticos más serios, profesionales y comprometidos, conseguir progreso pacífico y una vida más justa para sus hijos.
Por eso ante la pregunta: ¿Quién manda en Guerrero?
La respuesta es: LOS GUERRERENSES.
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