Al inicio del año se nota un Enrique Peña Nieto que no quiere entrar en la polémica de los consejeros electorales, Alejandro Encinas, el pacto con Marcelo Ebrard que ahora desmiente, etc. Da la impresión que sus asesores le aconsejan distancia de los temas que pueden comprometer esa ventaja que reflejan las encuestas. Ya solo le falta decir: “Lo que diga mi dedito” parafraseando a AMLO.
Jugando al “alcáncenme si pueden” le redituará por poco tiempo, los adversarios políticos preparan todas sus baterías para bajarlo de la nube de la simpatía. Se dice que con mucho estiércol se le bañará de aquí a Julio de 2012… Ustedes disculpen, es el nivel de nuestra política.
Además, si bien hay que admitir que existen mexicanos interesados en su vida privada con la famosa actriz, a quienes les regala una tímida declaración de un probable embarazo, hay muchos otros a los que nos importa el futuro del país y no será con frivolidades como lo vamos a decidir en las urnas.
Si se pretende dirigir un país, se le tiene que entrar a los temas serios con madurez, documentado, con una opinión sólida y aportando las soluciones que a su juicio y el de sus asesores, son las más viables para solucionar los problemas más graves y los no tanto.
Estamos entrando a una etapa en que los electores indecisos y sin partido irán formando criterio, ellos inclinaran la balanza. Vital es para las aspiraciones del gobernador mexiquense no solo demostrar pulcritud en el proceso de sucesión de 2011 de donde deberá sacar las manos, también es importante demostrarle al electorado que es más que una portada de revista y una campaña de televisión.
Hay que articular palabras e ideas y con eso enfrentar los problemas y los adversarios, luego entonces, convencer. México y los mexicanos han crecido y madurado, no hay que quedarse atrás.
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