Llegó el que faltaba para iniciar el 2011 lleno de declaraciones, provocaciones e insinuaciones. Juan Ramón de la Fuente declara ante los medios que las alianzas no son ni buenas ni malas, lo importante para él es que contengan un proyecto común.
Y es que no debe ser menor el entusiasmo que genera en él la idea de ser un personaje con nombre y reputación intachables, una inmejorable relación con líderes de derecha e izquierda y sobre todo, ser mencionado en muchas ocasiones como un factor de unidad posible entre proyectos de izquierda y derecha para competir seria y ferozmente por la presidencia de la república que hoy tiene como posible destino el PRI.
Hay que reconocer que en PAN y PRD sus figuras están desgastadas y hasta desprestigiadas; asimismo, difícilmente cederían la posición de candidato a un correligionario suyo aun a sabiendas que el otro tiene más posibilidades, pero a un candidato más neutral y prestigiado, que no pertenezca abiertamente a ningún partido y bajo el argumento de una candidatura sólida para hacer frente al PRI, es viable hasta para personajes como AMLO.
Probablemente no sería como en 1988 con Cuauhtémoc Cárdenas o en 2000 con Vicente Fox, ya que ellos compitieron por sus colores y en cierta medida, la ciudadanía se inclinó hacia lo que se dio por llamar: “el voto útil”.
En esta ocasión, la tentación es la de formar una alianza, así lo han ventilado ya en muchos círculos políticos. Se menciona como el as bajo la manga de los adversarios del PRI para contener lo que se ve muy difícil -al menos aritméticamente- para los que se vislumbran como posibles candidatos por el PAN y PRD.
Por lo pronto, Juan Ramón de la Fuente se ha manifestado en sentido favorable a la creación de alianzas con un propósito común, deberán ser los líderes de los partidos, sensibles al parecer de los electores, quienes se acerque a él para platicarlo y diseñar algo con mucha sustancia y sustento para enganchar a los mexicanos el próximo año. Al tiempo.
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