Esa es la pregunta que desde hace muchos años se deben hacer los políticos, empresarios poderosos y demás influyentes personajes norteamericanos, a quienes les importa mucho proteger sus cuantiosos intereses de este lado del Rio Bravo, además de conservar su influencia y paternidad en la región Latinoamericana y por supuesto, hacer crecer el rentable negocio de la guerra.
Ahora y con motivo de la tercera visita de Hillary Clinton a nuestro país, se revive la discusión en aquel territorio, un poco mas subida de tono en esta ocasión, acerca de la amenaza a la seguridad nacional (norteamericana) que el incremento de la violencia en México representa. Parecería que todo el tiempo están midiendo la aceptación o no del argumento, ante la opinión pública de ambos países (pero sobre todo la de ellos). Creo yo que pensarán que en una de esas, se les hace el milagrito.
Recordemos que no hace mucho, la misma Hillary declaró que la violencia mexicana se parecía cada vez más a una insurgencia. Pretextos les sobrarían para tomar una acción más directa en lo que a fuerza militar se refiere. A fin de cuentas, ellos saben hacer eso muy bien.
De todas formas, es muy difícil que una intervención armada por parte de Estados Unidos se llegue a dar y a sustentar, últimamente han ido perdiendo influencia en lo que a imponer su voluntad se refiere y la comunidad internacional está cada vez más pendiente de poner un alto a sus inclinaciones bélicas e intervencionistas. Sus cálculos seguramente están muy lejos de justificar algo así.
Sin embargo; lo vergonzoso para nuestro país, es que caracterizamos el papel de adolecente. El papá se manifiesta preocupado porque su hijo menor presenta un mal desempeño en la escuela además de portarse muy rebelde y no se tienen argumentos por parte del hijo para pedirle al padre que no intervenga ofreciendo consejos o metiéndose en sus asuntos, puesto que todavía depende de él económicamente.
En tanto que México, su democracia, instituciones, líderes políticos, empresarios, religiosos y sobre todo sus ciudadanos, no pasemos de la adolescencia a la edad adulta en lo que se refiere a cumplir y hacer cumplir la ley en todos los ámbitos de la vida pública, convirtiéndonos en vigilantes de nosotros mismos, seguiremos soportando el trato de hijos descarriados por parte de los Estados Unidos.
De seguir como hasta ahora, seguros estaremos de quien hace las veces del padre, lo que acaso significaría… que no tenemos madre.
Muy interesante tu columna. Coincido en que debemos madurar como nación. Lo malo es que la corrupción lo está deteniendo todo y lo único que lo puede poner en movimiento todo somos los millones y millones de mexicanas y mexicanos que estamos cansados de tanto servilismo y corrupción de Gobernantes que hablan bonito y también roban bonito.
ResponderBorrarSin pausa, debemos alertar a todos que nos intentarán vender una invasión salvación, pero en realidad es una anulación permanente de cualquier tipo de soberanía que nos pueda quedar.