Moreira va solo por la dirigencia del PRI. En un desayuno con gobernadores les transmite seguridad, durante el evento de la entrega de constancia de mayoría, está presente una buena parte de la plana mayor priista más 19 gobernadores. Su discurso es de unidad.
En el PRI nadie se mueve, todos parecen ir disciplinadamente organizados. En algo están de acuerdo: quieren recuperar la presidencia en 2012. Habrá diferencias, pero no se ventilarán públicamente, es particularmente importante para ellos aparentar unidad en todo momento, pues ven cerca el asalto a los Pinos.
La dolorosa guerra contra el narco y las desafortunadas actuaciones de las administraciones panistas, empañan logros en lo económico y otros rubros que no se pueden negar pero que son insuficientes para animar al electorado a repetir la experiencia panista otros seis años.
La Izquierda mexicana, ni para atrás ni para adelante, herederos de muchas prácticas priistas, aun no se les da lo de la unidad disciplinada como a sus hermanos mayores. Si no aprovechan el tiempo que les queda de aquí a que empiecen las campañas presidenciales, la posibilidad de erigirse como abanderados de los que menos tienen se les va a ir.
La población entre cansada, asustada, decepcionada y conformista. El ánimo está roto.
No hay que dejar de lado, la proclividad de la élite política para ponerse de acuerdo en lo oscurito, ese es un peligro aun mayor. Al ver la imposibilidad de una alianza opositora en el Estado de México y con ello mayores posibilidades del PRI a permanecer en el poder, no es descabellado pensar en esa misma actitud para la presidencial. En todo caso, habría que seguir la ruta del dinero para comprenderlo mejor.
Y entonces sí, a comer PRI otra vez.
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