En lo que respecta a los informes “secretos” difundidos por Wikileaks, la parte que le toca a México no es ninguna novedad, por lo menos hasta ahora.
En su última filtración revela que la embajada norteamericana en Monterrey no cree en la versión del gobernador Rodrigo Medina respecto a que las agresiones fueron una respuesta al combate contra la delincuencia en el estado.
La diplomacia norteamericana en nuestro país también afirma que: “Los Zetas controlan los órganos policíacos de Monterrey”. Sin duda, cualquier funcionario en la Casa Blanca podría enterarse de esto si abre las páginas de diarios de circulación mexicanos diariamente sin la necesidad de gastar recursos en la alta inteligencia.
Wikileaks pierde su tiempo dedicándole a México un capitulo en su aventura, aquí el impacto es nulo. Quizá en otros países donde sus ciudadanos todavía creen que sus gobiernos controlan la delincuencia, que su estado está presente con autoridad en todos los rincones de su territorio, que las policías son honestas, que sus funcionarios no se corrompen entonces habría escándalo por revelaciones como esta.
Pero en México se nos acabo la capacidad de asombro hace mucho.
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