La Pelirroja y Camelia la Texana

Leer sobre la liberación de la “pelirroja”, Gabriela Elizabeth Muñiz Tamez, por parte de un comando armado en Monterrey, me recuerda –con cierto humor y resignación- la proclividad del pueblo mexicano a construir leyendas a partir de presuntos o probados delincuentes y criminales.

No lo digo porque éste vaya a ser el caso, sino porque me hizo recordar a la famosa: “Camelia la Texana”, fue toda una época. Sobre todo para quienes pasamos toda la infancia y juventud en aquella ciudad norteña.

Se veía muy lejano eso de los narcos, eran algo así como historias reales pero llenas de ficción y exageración. Sin embargo, esos tiempos ya pasaron y si alguien pudo sentir fascinación o algo de incredulidad por aquellos mitos, ya despertó.

Es por demás vergonzosa la ineficacia o en todo caso la complicidad de las policías y autoridades locales. De los penales se puede decir todo, fugas, rescates, reos empleados para trabajos sucios, tránsito interno de drogas y armas, un mundo aparte.

Por lo pronto la “pelirroja” debe saber que está en el camino de construir una leyenda en torno de sí misma, en donde por la naturaleza de su actividad está involucrada la muerte, pero bueno, son los riesgos de trabajo.

Ya tuvo su rescate y sus ocho columnas, ya  sólo le falta un corrido… y un amor.       

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