Durante la campaña electoral por ocupar la gubernatura del Estado de México en 2006, el entonces candidato por el PAN-Convergencia, Rubén Mendoza Ayala sintiéndose muy abajo en las preferencias soltaba sus prácticamente únicos argumentos para intentar disminuir esa ventaja contra el que fuera candidato del PRI, Enrique Peña Nieto. Decía cosas como: “esto no es un desfile de modas”, “Yo no soy carita pero si puedo”, “Yo no tengo nariz anguileña (sic), pero si se como” etc.
Ahora, ante la inminente candidatura de Peña Nieto para la presidencia por su partido, el nuevo dirigente panista Gustavo Madero, sigue una estrategia similar declarando que la campaña por la presidencia no será un “desfile de belleza”.
Es increíble que crean que van a ganar algo o que disminuirán la imagen del contrincante con argumentos de ese tipo. Lo único que provocan es mayor publicidad para Peña Nieto y desviar lo verdaderamente importante de las campañas hacia algo muy vulgar. En el marketing, no se menciona a la competencia o en todo caso se diferencía de ella en un comparativo de ventajas contra desventajas, pero nunca mencionando características que puedan ser atractivas para el público por el que se está compitiendo por la preferencia, estos actos actúan como un recordatorio positivo para el contrincante en detrimento de quien los utiliza.
Lo que los partidos deberían estar diseñando ya, es un inteligente paquete de propuestas, compromisos y soluciones reales en tiempo y forma para los problemas de los mexicanos que motiven a sus militantes para que estos a su vez se movilicen en vecindarios, organizaciones sociales, empleos y familias con el fin de llevar los mensajes de los partidos de su preferencia para desarrollar una verdadera jornada democrática y participativa en 2011-2012, en lugar de llevar a la vulgaridad desde ahora, lo que tanto preocupa a muchos, ¿Quién nos va a gobernar?
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